El aislamiento no ha afectado mi estado anímico, en treinta días, sólo he salido dos veces a barrer la vereda! En ningún momento sentí la necesidad de hacer un recorrido, ni siquiera a los comercios vecinos; tengo tres hijos que viven en la ciudad de Córdoba, tengo la certeza de que ellos están bien, igual que el resto de mi familia y amigos.
Por mi parte, disfruto de mi reciente tiempo de jubilada. Hago jardinería, cocino, estoy perfeccionando mi interés en edición de videos, también cerrando un proyecto para presentar en la Universidad de Sorbona en septiembre, esto quiere decir que estoy bien entretenida. Un aspecto positivo es que estoy ejecutando ejercicios físicos de forma ininterrumpida, esta es una disciplina que siempre he abandonado…
Vivo con mi esposo, quien ha comenzado su actividad, con medio día laboral y se encarga de los suministros, estamos disfrutando de compartir más tiempo juntos.
Los riesgos epidemiológicos, no me afectan, seguramente porque siempre he trabajado con personas en estados severos (niños con convulsiones, etcétera) entonces veo la enfermedad como parte del mundo… quizás porque me siento sana y lejos del virus, tal vez por elegir un estado bastante alejado de la información que brindan los medios de comunicación. Tal vez será este, un modo de negar la realidad? Un modo de preservar mi integridad?
Pienso que en épocas de “mayor presión” a cada persona le afloran sus propios miedos e inseguridades… En mi, observo que los pensamientos de preocupación me llevan hacia los casos de falta de alimentación en los hogares, en quienes no cubren sus necesidades básicas, el deterioro social y económico que acarreará esta situación; la inseguridad, la manipulación de la información y el abuso de autoridad.
Desde hace 19 años utilizo el Método IRECA. Este es un conjunto de técnicas que facilitan la conexión con el interior, el equilibrio físico, emocional. Básicamente es el reconocimiento de la propia vitalidad y la capacidad de equilibrarla con ejercicios sencillos.
Esta práctica diaria, me permite localizar el área en déficit y posteriormente equilibrarla con una transmisión de energía que se hace con las manos.
Pienso que cuando la Pandemia comience a decrecer, las sintomatologías instaladas en cada grupo familiar permanecerán, se sumarán los problemas económicos y de inseguridad, volviendo más vulnerables a los vulnerables y generando un gran deterioro en el entramado social.
Mabel Buff de Salas
61 años
Jubilada
Fisioterapeuta
Santiago del Estero, Argentina