En el otoño de nuestra vida llegó Covid 19, un virus desconocido que cambiaría nuestras vidas.
Llega a mi memoria los vientos de otoño. Los primero se llevan las hojas superficiales y dejan ver los residuos grandes. En nosotros los primeros días de cuarentena nos deja al descubierto las cosas materiales que extrañamos: el ritual del café en el bar, la reunión con las amigas, el juego de cartas, las salidas a ver vidrieras y conversar, mientras el día transcurre tranquilo sin apuro.
Luego vienen los vientos más fuertes, y barren más hojas quedando las veredas casi desnudas y allí nos encontramos mirándonos a fondo y descubriendo lo que realmente extrañamos con el alma: los hijos, sus abrazos, los momentos con los nietos y lloramos los momentos de los bisnietos que no vemos y no volverán. Empezamos a valorar lo verdadero, lo que no se consigue con dinero.
Esa infancia bella e inolvidable donde la inocencia ilumina sus rostros y da a nosotros la alegría de verlos.
Mi corazón tiene un lugar vacío que se llama “Cuarentena”, que es el tiempo que quedó encerrado sin poder compartir mis afectos con mis seres queridos.
Clara López Arrogoni
77 años
Jubilada
Córdoba, Argentina.