Hay pedazos de cielo en las ventanas e incertidumbre en los ojos.
El calendario solo marca domingos, en las calles se escuchan los ecos de lo que alguna vez fueron.
Me sumerjo en cavilaciones; nos van a faltar poemas para leernos en la cama!
En las tardes de soledad, el universo que habito se detiene entero para escapar de los intrincados laberintos del anhelo.
El dolor del mundo aprieta en el pecho y en las manos: el alma ruge.
Fotografía de congerdesign / Pixabay
Julieta Oliva
26 años
Estudiante de Licenciatura en Psicopedagogía
Córdoba, Argentina