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Abuela en tiempos de pandemia – Adriana Di Francesco

El abuelazgo es una condición en la que intervienen un conjunto de afectos desplegados en modo abrazos, caricias, miradas, momentos compartidos, juegos, diálogos, presencia, entre tantos. Tengo un nieto y una nieta que nacieron hace poco más de un año, a los que tomé en mis brazos a los pocos minutos de nacer, que busqué reconocer en su rostro los rasgos de su mamá y su papá, que sentí su aroma, que disfruté de su esfuerzo por abrir los ojos aun cuando sólo sea en sombras para intentar mirar y encontrar a su abuela… lo registramos en fotos y videos que sigo mirando…. Y durante el distanciamiento social obligatorio aprendieron a caminar, a jugar, lloran y ríen, se lastiman y comenzaron a decir abu, nos abrazamos virtualmente….

Hace unos días nació mi tercera nieta en otra provincia, y la presencia no fue física … fue pendiente del teléfono durante el día de su nacimiento, nerviosa, acompañando a la distancia…. y llegó la foto!!! con su bello rostro y el aviso que junto a su mamá estaban bien…En el recuerdo quedará que no pude preparar su ropa previamente ni durante sus primeros días, ni responder a las primeras dudas de mamá primeriza a la que sólo di recomendaciones por teléfono o videos llamadas, que no pude compartir la ansiedad de la espera en la clínica, de ingresar apenas llegaron a la sala, entre tantas vivencias… 

Ella se presentó al mundo con bellos ojos marrones, muy abiertos, como buscando entender estos tiempos alterados, lapso que impidió que sus abuelos la levanten en sus brazos e intenten, como con sus otros nietos, buscar en su rostro los rostros de sus padres. Hoy siguen las fotos, los videos que la muestran sonreír satisfecha de la leche de mamá y muy rodeada de amor de sus padres. ¿Qué recuerdos quedarán registrados en su ser sobre su nacimiento, de un parto con barbijos, con ausencias forzadas de seres queridos y distanciamiento social? ¿Cuánto tiempo y efectos en su biografía ocupará la pandemia?

Pertenezco a la generación de los sólidos que Bauman describe para la modernidad, donde las distancias se marcaban por kilómetros territoriales, pero con arraigos en una geografía próxima. Ya aprendí a vivir en la fluidez de los tiempos actuales donde los kilómetros se diluyen y aproximan en pantallas, en espacios virtuales. Aun así, los vínculos afectivos no aminoran en intensidad, en las huellas que dejan, sólo el efecto pandemia afecta no tener las sensaciones que otorga la piel y su aroma, la mirada de sus ojos en mis ojos, los besos, la posibilidad de re-conocernos, de comenzar los lazos físicos de abuela y nieta.

Hoy te alojo en mi corazón y en miradas separadas por pantallas, pronto te alojaré también en mis brazos al igual que mis otros dos nietos. En tiempos por venir que se desconocen, construiremos nuevas expresiones de afectividad, nuevos modos de enlazar el amor de los abuelos y sus nietos, de los padres y sus hijos, siempre enlazados en el amor.

 

Adriana Carlota Di Francesco

60 años

Docente universitaria e investigadora de UCC

Villa Carlos Paz, Córdoba, Argentina

 

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