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La construcción silenciosa (parte II) – Cristina Zanotti

Cristina Zanotti es asesora pedagógica voluntaria de la Escuela Jerónimo del Barco de Villa Parque Siquiman.  Allí realizó durante tres años su trabajo de tesis de Maestría en Investigación Educativa y sigue colaborando con la institución. Testimonios recogidos entre maestros, directivos y padres, para documentar cómo llevan a cabo la educación en tiempos de pandemia. Un texto, que se publica en cuatro partes.

 

Otro año escolar de la escuela primaria Dr. Jerónimo del Barco, de Villa Parque Siquiman, en el Valle de Punilla de la Provincia de Córdoba. Argentina. La Jerónimo, como se conoce comúnmente. 

Un lugarcito en las sierras cordobesas, aire puro, sierras y lago, pero un lugar único para los nuevos alumnos, los de primerito y otros grados junto a los del último curso de la primaria. Nuevas y viejas familias. Rostros sonrientes. Abrazos. Delantales impecables, todavía sin las marcas de los recreos en la tierra, de los juegos con los otros, juegos  imborrables de la niñez. ¡La alegría de comenzar, y en este lugar! 

Nuevas maestras y cuerpo directivo también. ¡Mucho para estrenar! Alegría en el corazón y alegría en las aulas, que esperaban alegremente coloridas con sus carteles de bienvenida para todos los chiquitines y para los otros también.

Sin embargo, desde principios del verano, noticias grises desde lugares muy lejanos, estaban alertando acerca de una enfermedad desconocida que podía llegar hasta nosotros y transformarse en PANDEMIA. Noticias que todavía no empañaban el sol de Marzo. 

Pero llegó el día, junto con el otoño que el Coronavirus estaba muy cerca de nosotros…en nuestro territorio. Miedo, asombro.  Rápido cierre de escuelas, negocios, fábricas, mucha gente dentro de sus hogares… ¡Cerraron las puertas de  la escuela Jerónimo!  ¿Y los amigos? ¿Y el aprendizaje? ¿Y las primeras letras? ¿Y el último grado de primaria? ¿El viaje de estudio? ¿Y los maestros? ¿Y los padres? ¿Cómo encajar todas estas piezas con las puertas cerradas de la Jerónimo? 

Y  fue  justamente en la tentativa a esta respuesta a  cada una de las preguntas, que los rayitos del sol del otoño cordobés se filtraron en  los corazones de los maestros y de los padres.  sol en los hogares,  sol en el corazón de nuestros alumnos. Sol con respuestas para iluminar frente a noticias tan oscuras  ¡No se preocupen! ¡No se preocupen!  La escuela  cerró sus puertas, pero la Educación NO, nunca, jamás cierra sus puertas. Y este fue el comienzo de un camino diferente….de construir escuela en el hogar… construir escuela lejos de las paredes del aula. Y ese camino diferente fue realizado por los docentes, los padres, los alumnos, la familia y todos los que tendieron sus manos, sus abrazos…

Siguiendo la trayectoria del solcito de otoño, que se fue filtrando de la mano de la Educación silenciosamente, cálidamente en el corazón de cada familia de la escuela de Parque Siquiman, mostrando también el trabajo silencioso a destajo, de muchas horas  para reemplazar a la presencia del maestro en el aula, y del aula llena de niños, para llegar a cada uno de los alumnos, de la mano de la tecnología y también de la presencia personal llegándose al hogar de cada uno.  

Uno a uno  los  protagonistas en esta pandemia fueron dejando su sentir, los docentes de la Jerónimo, que con su voz relataron, los miedos de no poder hacer las cosas bien. Sin embargo, a pesar de los temores hoy podemos decir que hicieron cosas increíbles. 

Solo tuvieron que pensar en los niños héroes, en las familias que se arremangaron. También familias  que tenían que seguir trabajando y en muchos niños que quedaban solos cuando sus madres y padres seguían saliendo a  trabajar en changas, en el día a día. Pensaron desde el corazón, en esos niños héroes que perdieron su propio espacio que les pertenece por el derecho de  ser niños. Y así comenzó a construirse un nuevo espacio de educación, un nuevo mundo, desconocido por todos los actores.    

¿Qué hicieron? ¿Cómo lo hicieron? Lo primero, los maestros de la Jerónimo, saludan diariamente en cada encuentro con “queridos chicos, o queridos estudiantes, o queridos alumnos”. Con estas dos palabras, les están diciendo, los   abrazamos, los cuidamos, los queremos…no se preocupen, aunque cada grado tiene su propia realidad, sus propios problemas, y cada maestro su propio estilo para llegar al corazón de los niños, sin olvidar el estilo de enseñanza aprendizaje de la Jerónimo. 

Carmen, maestra de primer grado “A”, por ejemplo, nos dice que todo pasó muy rápido. “Tal vez no tomamos conciencia en el momento de lo que nos estaba sucediendo como sociedad”. Familia e individuos, madres, padres, tíos, abuelos se enfrentaron al desafío de ser los facilitadores de los aprendizajes de los niños en su familia y tuvieron que adecuar los  horarios, espacios y formas de comunicación para lograr los objetivos propuestos por la docente que a través de una pantalla trata de contagiar su  entusiasmo y su infinita pasión por la enseñanza. 

Mariel, de primer grado “B” enfocó sus esfuerzos en capacitar a los padres a la par de sus avances en la alfabetización de sus hijos, teniendo una respuesta favorable de parte de la familia, que encontró una manera muy constructiva de acompañar a los niños y reducir la distancia con la docente.  

En cambio, María de segundo grado “B”, turno tarde, trabaja con un grupo donde las familias sólo tienen teléfonos básicos, y esto afecta las devoluciones de los trabajos o solo existe un teléfono por grupo familiar, lo que dificulta  las tareas de los hermanos complicando la realización de tareas en el día. Sin embargo, María no abandona la meta que tiene para conseguir que todos puedan hacer la tarea, y comenzó a agrupar los niños de a tres, que es lo máximo que esos teléfonos pueden trabajar juntos, pudiendo explicar a todos, así las tareas enviadas. Pero también tiene sus tareas por privado con los alumnos que tienen más dificultades aunque hay padres que quisieran que todos tuviesen clases personalizadas. Imposible. ¡Pero bueno, ya vendrán los tiempos de aula! Sin embargo, María sigue comunicándose con sus alumnitos para saber si les gustaron las tareas, si están contentos y ellos como niños, están felices de comunicarse con su maestra. 

Y aunque la docente sabe que se hace difícil enseñar en esta situación, sigue firme, buscando nuevas estrategias para enfrentar cada dificultad que se presenta.  

En tanto. en segundo “A” turno mañana, María Rosa sostiene que a pesar de todas las cosas vividas, la mayoría de las familias subrayan lo positivo: “El tiempo compartido con sus hijos/as” que antes era absorbido por el trabajo y las demás obligaciones que los atareaban, ahora existe un espacio para ellos.  

Uno de los casos para destacar de esta maestra es el de una de las mamás que estaba desbordada  porque su hija no reconocía las letras y no aprendía a leer. Pedía por favor ya desde el año anterior y a principios de este año que no se le mande tareas para el hogar porque ella no tenía paciencia para ayudar a la niña. Después de varias estratégicas propuestas personalizadas para esta mamá, (aceptó ponerse a jugar a la maestra como ella lo hacía de niña pero con una alumnita de verdad, súper especial y que la necesita de verdad) comenzó a acompañar a su hija en el proceso enseñanza-aprendizaje jugando a la maestra con los hermosos logros de que hoy en día, la niña lee muy bien y esta mamá está muy orgullosa y agradecida por los avances obtenidos tanto en su hija como en ella misma. Ahora es una mamá construyendo aprendizajes para  su hija. 

 

María Cristina Zanotti

Magister, educadora y asesora pedagógica

Villa Carlos Paz, Córdoba, Argentina.

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