No puedo llorar. Las lágrimas no brotan. No estoy triste, no estoy alegre. ¿Estoy?
Hoy fue un día de malas noticias. Luego fue un día de buenas noticias.
Una amiga me dice que no puede salir de la cama, que nada la consuela, que está cansada.
Un familiar solloza desde el otro lado del teléfono. Ha partido alguien, comparte su pena.
El día está brillante. Esa es la noticia buena.
Me siento y escribo. Salgo, sigo adelante.
Tiempos extraños y solitarios de cuarentena obligada.
Se viene la normalidad, una normalidad normada.
Nora González
47 años
Farmacéutica
Buenos Aires, Argentina.