Estamos cruzando el río
en una cuarentena interminable
llenos de miedo, confusión, hastío, desesperanza.
Cuando hayamos entregado todo
lo que hay que entregar
después de la locura sin límites
después de la soberbia
y la devaluación de la palabra
vendrá el aire noble
del abrazo nuevo.
Recordaremos
que somos vulnerables.
Gladis Sánchez
68 años
Docente jubilada