MARZO, ABRIL, MAYO, JUNIO 2020
Transcurrían los primeros meses del 2020, muchas personas habían comenzado sus actividades como los que trabajan, los niños empiezan a ir a las escuelas, la primera vez en una salita de un jardín, muchos jubilados también acuden a los distintos talleres para adultos que dan para ellos muchas instituciones. También van a las plazas a sentarse en los bancos, toman sol, leen el diario, se encuentran con amigos con los que hablar. Pero de repente, se produce un problema de salud a nivel mundial, por lo que se interrumpen todas esas actividades. Es una Pandemia y afecta a todo el mundo. Se busca la causa, la posible cura. Se declara en cada país la cuarentena, por lo que todas las personas deben quedarse en sus domicilios. No deben salir en absoluto.
Mientras tanto, los niños dejan de ir a las escuelas, los más chiquitos al jardín y las personas muy mayores tampoco deben salir y recibir la menor cantidad de visitas. Dependen de otros para que le compren los alimentos o hagan cualquier otro trámite que necesiten. Tampoco, asistir a los talleres que habían iniciado semanas antes de declararse esta pandemia. Dejaron de reunirse en la plaza de sus barrios para ver a sus amigos, o a los turnos médicos solicitados con anterioridad.
Pasa el tiempo y este encierro nos confronta a todos con nuestras emociones íntimas, sobre todo a las personas mayores. También extrañan ser un poquito madre o padre, mejor amiga o amigo y por supuesto, un poquito mejor cómplices de sus nietos y/o sobrinos.
Con este pequeño dibujo que acompaño el texto, va mi querido homenaje a mis queridos mayores que merecen mejor trato, respeto y cuidado de todos.
María Luisa Constenla
61 años,
Bibliotecaria
Córdoba, Argentina.