Hace tres meses que no veo a mi madre. Desde que la peste se ensañó con el mundo, ella reside en su mundo. Vive en una residencia geriátrica con otras siete mujeres. Dos murieron en estos últimos meses, no del virus maldito, murieron sus muertes asignadas.
Mi mamá cumplirá pronto 87 años, pero ella no lo sabe. ¿Podremos celebrar?
Me pregunto si se acordará de mí, si se preguntará por qué no voy a visitarla. Me pregunto tantas cosas en estos días aciagos…
Carina
54 años
Dermatóloga
Córdoba, Argentina