¿Sabes?
Han pasado un sinfín de días desde aquella tarde de marzo en la que nos vimos.
Desde aquella tarde en la que todo fue «mágico».
Desde aquella tarde en la que «desde lejos» percibimos lo que vendría.
Y con un dejo un poco «lejano» hablamos de la «pandemia».
Y creo que mi pregunta inicial está fuera de lugar.
¿Por qué?
Porque al igual que yo, tú conoces la cantidad de días que han pasado y que al igual que yo, esperas a nuestro reencuentro.
Creo que ambos lo esperamos.
¡Sí!
Con ansias.
Con ilusión.
Con alegría.
Por ahora, tú allá y yo aquí.
Sin embargo, tu cercanía, los detalles que has tenido para mi, tu caminar a mi lado, en silencio y al mismo tiempo, con voz fuerte y dulce, han logrado que la distancia no importe.
Por ahora, tú allá y yo aquí.
Sin embargo, esas líneas que buscas para mi y que me compartes, hacen que mi corazón vibre de manera especial. Y cómo no valorar esas líneas que escribes para mi. Y que leo despacio, una y otra vez, tratando de interpretar cada espacio, cada omisión, cada coma y cada punto, cada párrafo.
Por ahora, tú allá y yo aquí.
Los dos, con el «corazón expuesto», como aquella tarde de marzo.
¡Cuento los días!
Sí.
Y sé que cada día que termina es un día menos para nuestro «reencuentro».
Para que vuelvas a decir: ¡me gusta tu cabello desordenado por el viento!
Y para que con esa voz dulce que te caracteriza digas: ¿recuerdas TODO lo que pasamos en tiempos de pandemia?
Y para que yo responda: ¡sí!
Y que al mismo tiempo te diga: ¡gracias, gracias! porque «desde lejos» me hiciste sentir tan cercana a ti.
¡Oh, bendita pandemia!
Y que de nuevo me preguntes: Mó, ¿y si vamos por un vino?
Y yo te responda, sin titubear: ¡Sí!
Y que el viento nos abrace dulcemente e interrumpa tu dulce voz.
¡Cuento los días!
Mónica Arriola Román
42 años
Educadora
Guatemala
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