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Abrazos – Marta Guerreño López

La mayoría de las personas que salimos a trabajar, postergamos muchas tareas  para cuando se pueda. Y eso tarda o casi nunca llega. Las razones podrían ser interminables.

Tome la cuarentena como una oportunidad de ponerme al día con varios pendientes como  trabajos de investigación, placard y mi hobby mayor: la huerta y jardinería. Al principio – como toda novedad – lleno de empuje y voluntad. Al paso de los días iban decayendo un poco aunque  me proponía seguir como el primer día. Las reuniones por zoom, Skype, Jitsi, Meet  y otras vías colaboraban a mermar la gran necesidad de sentir el abrazo y las caricias de las personas queridas.

Llevo casi 35 años lejos de mi hogar primero, ese desarraigo me llevo a creer que como el alejamiento y la distancia son moneda común  en mi vida, esta vez no sería la excepción. Pero no es así. Cambiar abruptamente las costumbres de toda la vida lleva a repensar nuestras costumbres y vivencias, a analizar si los cambios y la tecnología que hemos agregado a nuestras vidas valen o solo merma la parte humana y pasional que ya nos dimos cuenta valen mucho y es insustituible.

COVID 19 me obligo a quedarme en casa, me hizo repensar formas de estar cerca de las personas que antes tenía a mano y que por otras obligaciones postergaba.

Mi vida no puede volver a ser la misma, los abrazos y mimos  siempre tuvieron  un valor especial, pero lo pongo casi en primer plano.  Las visitas y los cafés con amigues no pasarán ya a cuando se pueda y finalmente la solidaridad que presencie en esta pandemia intentaré transformar como estilo de vida e instar a los demás a seguir manteniendo. Nunca presencie tanto desprendimiento. Soy medianamente nueva en mi barrio y generalmente por mis  actividades sociales conozco a la mayoría, pero me di cuenta que casi nunca llegue a la casa de mis vecinos, que no me preocupe en conocer más a cada familia con quienes trabajo tanto en las mejoras de nuestro barrio como en sus problemáticas diarias y sobre todo que viví corriendo y a los saltos sin mirar directamente a los ojos de las personas, que creo no es lo ideal para mi vida ni para nadie.

Este virus sembró temor, pánico, angustia y sobre todo distanciamiento pero también nos ayuda valorar lo que realmente importa: Las relaciones humanas.

 

Marta Guerreño López

53 años

Médica, presidenta de la Unión de Colectividades de Inmigrantes de Córdoba (Ucic)

Oriunda de Paraguay, residente en Córdoba, Argentina.

 

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