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Víctor Massuh y la realidad argentina – Pilar Barrionuevo

Víctor Massuh escribió un libro llamado “La argentina como sentimiento”. En el mismo, habla sobre distintos aspectos de Argentina relacionado con su sociedad, su cultura, su patria, y su posición frente a diversos temas y situaciones por las que pasamos día a día, desde un principio.

La verdad es que el autor aborda abundantes temas interesantes, pero el primero que me llamó la atención fue el del mal argentino; este mal que, según Massuh, nos acecha a todos nosotros al haber crecido, desde un principio, avergonzados de nuestros orígenes y educados para ocultarlos, desprendiéndonos de lo indígena y el pasado colonial.

El autor resalta que siempre quisimos ser como los europeos, intentando mantener una imagen a semejanza de ellos, obsesionados por una identidad que no tenemos y con la cual no nacimos. Víctor expresa: (…) “somos europeos a medias, más europeístas que europeos, eufóricos anfitriones a cualquier nombre resonante venido de afuera” (…)*1, y es así. Actualmente se sigue viendo, de alguna u otra forma, a lo exterior, a lo extranjero o lo europeo como un ejemplo a imitar; no vamos a negar que siendo primer mundo sean un modelo a seguir, pero esto no coloca a nuestro propio país en un nivel inferior, o algo de lo que avergonzarse. 

Al avanzar sobre el libro, Massuh habla sobre las distintas formas de atribuirle al mal argentino, y una de ellas es nuestro estado del alma: la falta de fe, el vacío del descreimiento que tenemos sobre nosotros mismos.  Dice que el argentino desconfía de su poder, cree que toda acción va a llevar indirectamente al fracaso, y cuando tiene éxito pensamos desconfiadamente que es fruto de una trampa. Todo esto es, como mencione antes, debido a nuestra falta de fe, a la poca confianza en nosotros mismos, el hecho de creer que el de “afuera” puede pero yo, argentino, no.

Este tema que desarrolla el autor es vigente en la actualidad, creo que seguimos con ese miedo a accionar por temor al fracaso, o seguimos pensando que por  nuestros propios medios no podemos lograr grandes cosas. Como resultado de esto es que estamos como estamos en Argentina, dejamos de progresar hace mucho tiempo tanto económica, social y culturalmente; no somos el país rico que podríamos ser, no nos desarrollamos como deberíamos, no tomamos grandes decisiones por el supuesto resultado negativo que vamos a tener. Todo esto, sí lleva al fracaso y se refleja con claridad en la Argentina del día de hoy.

A raíz de lo mencionado anteriormente sobre estos males argentinos, está el desarraigo, definido por Massuh como una cierta falta de apego por lo propio, por el lugar donde se nace y se vive, un desinterés por el contorno, el fervor por un país distante en cuyo suelo cultural se desearía haber nacido, que vivir hoy en la propia tierra equivale a un exilio.

La verdad es que el hecho de creer que lo mejor está afuera, que importar es lo más beneficioso, que traducir y aprender otros idiomas es más importante que enriquecerse en el de uno mismo, que invertir en el exterior, fueron, son y serán creencias que en los argentinos estuvieron siempre. Es triste pensarlo y sobretodo decirlo, nunca lo he visto de esta forma pero es la realidad en la que se vive en este país, el desapego que le tenemos y la poca confianza que depositamos en él es enorme; está de más aclarar que esto es una generalización, pero de esto se caracteriza la mayoría de los ciudadanos. Además, el deseo de irse tal como menciona el autor, es real.

Creo que la mayoría de los argentinos prefieren progresar en el exterior y huir de sus tierras y raíces, antes que aportar su grano de arena en su país natal, para que crezca y perdure en el tiempo. A esto, el autor lo llama individualismo argentino: la obra maestra del desarraigo.

En el capítulo de “la patria como sentimiento” Massuh da su postura frente a su sentimiento con la patria y que significa para él. Explica que desde chico se le dificultaba crear una idea de “patria”, sentía una sensación de no poder comprenderlo, de vivir un esfuerzo insuficiente.

A raíz de esto, explica que una razón que desespera el entender la patria es el hecho de reflexionar con urgencia sobre sus argumentos. Esto generalmente falla ya que la prisa no concuerda con la profundidad de los mismos; es decir, si el país no tiene un origen, una creencia, una norma intocable, entonces sería preciso repensar su origen, sus ideales, los principios que sirvieron como origen de la nación.

Lo que Massuh quiere decir con esto, es que poner en tela de juicio las raíces de la patria, volver y recabar en su historia, puede ser un ejercicio pero no ayuda a vivir. Lo compara con la (…) “construcción de un edificio: no es de buen constructor cuestionar los planos a cada momento mientras el edificio avanza en su obra. Es un modo de desear olvidar la obra, derrumbarla por sus imperfecciones y construirla de nuevo (…)”

Esto de lo que Víctor habla, es algo que se refleja constantemente en nosotros los argentinos, sobretodo lo del edificio. Desde un principio en nuestra historia tuvimos fallas, errores, desaciertos, momentos difíciles, momentos de derrotas, de crisis, pero siempre pudimos seguir adelante, aunque cueste. Creo que un buen argentino es aquel que no mira hacia atrás, no critica “los planos de la obra sobre su construcción”, si no que los mejora y aporta su grano de arena para “terminar el edificio”.

Este buen argentino, no se encuentra en todo lados, la mayoría de nosotros buscamos el camino más fácil, el resultado último, el atajo, criticamos, nos damos por vencidos, no terminamos lo que comenzamos, y podría seguir; todos estos son aspectos que nos identifican lamentablemente, pero estamos a tiempo, cada uno, de revertirlo.

La patria es algo que llevamos en nuestros corazones, que amamos, algo a lo que deberíamos aferrarnos como nuestro que es, no pertenece, lo llevamos en la sangre. Como dice el autor, lo que constantemente hacemos es recabar sobre nuestra historia, nuestras raíces y pasado, nuestros errores, pero no para enriquecernos en ello, si no para autocriticarnos. 

Relacionado a esto, el autor desarrolla el tema del “juicio totalizador”, definiéndolo como (…)”un pretexto elegante para ignorar una responsabilidad de un problema concreto”.

Expresa también, que este juicio incluye una ceguera hacia el problema; disminuye la fuerza y la eficacia para enfrentarlo. Detrás del mismo, se esconde a veces el deseo de abandonar el campo y exiliarse a cualquier parte, es decir: dar la espalda a problemas concretos o inmediatos. Dice, como nombré anteriormente, que es uno de los pretextos que usamos los argentinos para eludir compromisos, y que nuestros juicios globales sobre el país, son un modo de darle la espalda. 

De más esta decir que Massuh está altamente acertado en su posición frente a estos juicios. Anteriormente en el texto he hablado sobre el querer irse del país, creo que esta es una representación clara de la forma más fácil de darle la espalda a los problemas argentinos. Este juicio, es una excusa para no afrontar lo que nos pasa, cegarnos, hacernos a un costado e irnos. Una fácil forma de ejemplificar este fenómeno, es el hecho de que actualmente en Argentina, la mayoría de los ciudadanos prefieren emigrar por lo mal que esta la economía; es fácil ahorrar unos pesos y alquilar un nueva casa en Europa, donde el dinero nunca fue un problema, pero… ¿y tu país?, nada se repara solo, se necesita de todos para progresar y salir adelante, no debemos dar la espalda, debemos luchar por lo que nos pertenece.

Para finalizar, teniendo en cuenta todos estos tema que abordó Víctor Massuh en su libro, podemos decir que hay abundantes cosas por cambiar, por mejorar y por superarnos como ciudadanos y argentinos, nada está perdido, progresar se puede siempre que pongamos voluntad y nos aferremos a lo que queremos lograr; no debemos tener miedo al fracaso, de los errores se aprende. Nos apeguemos a nuestra patria, que es solo nuestra y si nosotros no la cuidamos, nadie más lo hará por nosotros.

 

Pilar Barrionuevo

Alumna de 6° año A, Colegio 25 de Mayo

Córdoba, Argentina

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