“La patria fue siempre una presencia constante, un estado de ánimo, una música callada, la herida de una frustración, un reparto de alegrías, una esperanza que sobrevive a toda prueba. Es decir, que el país tiene las formas sordas, borrosas y entrañables de un sentimiento”. La patria se vive como un sentimiento, y se siente como hogar, cuando se escuchan anécdotas, frases de héroes, se viven tradiciones; el individuo se siente ligado a esta tierra, la cual lleva siempre en su corazón.
El autor del libro, plantea que la poesía, y me atrevo a agregar que el arte en todas sus formas, es la fuerza moldeadora que le da forma a la patría como sentimiento. La palabra o el silencio de cada artista es el que tiene el poder de unir a la Argentina. En el pasado, no existían los medios de comunicación y conectividad que las personas frecuentan en la actualidad, y era esta poesía, cada canto o refrán de héroe el que tenía la capacidad de unir y hacer que se conozcan tanto las provincias del interior como Buenos Aires.
A pesar que en los tiempos que vivimos ahora las noticias y los hechos viajan con mucha rapidez, es en el arte donde se refugia la propia tradición y por lo tanto propia personalidad de cada región; permitiéndole al argentino y al mundo, conocer con mayor profundidad.
“La Argentina como sentimiento”, de Victor Massuh, busca explicar que el argentino posee en su cuerpo dos almas que actúan y se dan simultáneamente; por un lado la de la frustración, en la cual se sumerge y se estanca, pero al mismo tiempo posee una segunda alma de la realización, que es la que le permite levantarse y luchar contra este fracaso siendo así una fuerza moldeadora. Este fracaso se representa al argentino como un desafío el cual debe superar y encontrarle una respuesta. El argentino se caracteriza por poseer una capacidad de ingenio para resolver cualquier situación que se le presente y esto lo podemos ver a lo largo de toda su historia.
Esta presencia de las dos almas en el cuerpo del habitante Argentino, se puede visualizar en cómo y de qué lado se posiciona al ver lo que el autor presenta como “los males de la Argentina”. Los argentinos por muchos años decidieron estancarse en la frustración y la comparación con “lo de afuera”, siempre buscaron a quién o qué culpar sobre su situación ¿será posible encontrar un culpable?
Así es como la sociedad señala a estos 15 “males” como los que condenaron su destino. Sin embargo es posible considerar a estos como “bienes”, pararse desde la mirada realizadora y entender que hay un trasfondo “bueno”.
Entonces, el argentino puede realizar un diagnóstico global entendiendo que por ejemplo, el desierto es una enorme extensión, la cual rodea el país, que se encuentra despoblada y no permite el desarrollo. Aquí el habitante, al realizar este juicio totalizador, está condenando a toda una región a ser uno de los males que aquejan el país. Ahora bien, si se toma el punto de vista del alma realizadora, se entiende que el desierto construyó y construye una riqueza inmensa, siendo un espacio productivo y donde se fundaron números pueblos.
Esto mismo sucede con muchos otros temas, el argentino se caracteriza por realizar un diagnóstico global condenando todo un aspecto, sin tener en cuenta que siempre hay puntos positivos, y es esta generalización pesimista la que utiliza como pretexto para dar la espalda a sus responsabilidades y no le permite vivir y construir el país día a día.
El autor plantea que el supuesto mal argentino “no es un hecho histórico sino un estado de alma: es la falta de fe, el vacío del descreimiento”. Esta falta de fe persigue a los argentinos, tanto los de generaciones anteriores como a los que vivimos en la actualidad. Creen que en el país no hay más oportunidades, que esto “no da para más” y que nada de lo que se haga va a cambiar su destino; en muchos de los jóvenes de la actualidad se extiende un sentimiento de desaliento, junto con un objetivo común: intentar hacer todo lo posible para poder dejar el país en el momento oportuno.
Sin embargo, el sentimiento de desarraigo y de querer exiliarse en otro país no solo se no se debe únicamente a la falta de fe y el desaliento, sino que también podría estar relacionado a que el argentino tiene la tendencia de siempre estar creyendo que lo propio es inferior y, por lo tanto, lo único digno y próspero es “lo de afuera”. Es así como esta idea se implanta (y se implantó) en muchos y crea una especie de “venda” para los ojos, la cual no permite apreciar la riqueza propia.
El argentino que decide dejar el país ¿ha olvidado su lugar de nacimiento? ¿Odia la tierra en la que creció y la quiere dejar atrás? Querer dejar el país no significa que estos argentinos odien sus tierras, ellos siguen y seguirán viviendo la patria como un sentimiento, la llevan en el corazón; sin embargo no están dispuestos a pagar el precio de la situación que se vive en Argentina, sienten un desarraigo. Por lo tanto como expresa Massuh, “si las circunstancias lo ameritan hay que aceptar la soledad del exilio”.
Por otro lado, el argentino se caracteriza por ser una persona individualista y cuando este lo reconoce y potencia esta naturaleza, logra dar de sí lo mejor; contribuyendo al logro de un bien común y colectivo. Cuando este se da cuenta que la responsabilidad de lo que le sucede a él mismo y al país es suya, es donde asume un rol social hacia la patria. Por ejemplo: en la actualidad podemos ver como muchos jóvenes se unen en la búsqueda de mejorar cuestiones sociales, vemos como ellos se hacen responsables e intentan efectuar cambios.
El autor presenta al país como una tierra en la que habitan “varias Argentinas”, que no se toleran ni reconocen entre sí. Esto sigue sucediendo hasta la actualidad, es posible afirmar que el país se encuentra fragmentado, no se reconoce una unidad; se puede visualizar una “grieta” que divide a los ciudadanos argentinos en todos los temas abarcados. Nos encontramos con: pro-vida y pro-elección, kirchneristas y antikirchneristas, peronistas y antiperonistas, unitarios y federales, pudiendo nombrar muchas particiones más.
A diferencia con países europeos, los latinoamericanos y aún más específicamente los argentinos poseen un sentimiento de ruptura mucho más fuerte e interiorizado que el de continuidad; es así que por ejemplo, debido a esta “grieta” que divide al país, cuando se realiza un cambio de gobierno tanto a nivel nacional como provincial, es común escuchar que lo realizado por el gobierno anterior fue inservible y las nuevas medidas serán totalmente distintas.
Esto lo único que genera es que siempre el país y la sociedad argentina deba “recomenzar desde cero”, si se pudiera aceptar e integrar las acciones de cada gobierno se generaría así una continuidad en la Argentina, lo cual permitiría su realización y dejaría de presentarse como desconectado y desunido.
Un rasgo esencial para crear este sentimiento de patriotismo en cada argentino es su historia, los aconteceres que nuestros antepasados tuvieron que enfrentar para poder estar dónde hoy estamos; esto es lo que une a la sociedad. El argentino da gracias y lleva en su corazón a cada persona que se convirtió en un formador del país: los que lucharon para nuestra independización española, como Manuel Belgrano y San Martín; cada argentino que luchó por la patria en Malvinas, así como también a los que presionaron por la vuelta de la democracia al país en 1983. Gracias a todo el accionar de las generaciones anteriores, Argentina es un país que adquiere la forma de una república democrática, representativa y federal, esto debe permanecer en el pensamiento tanto de los ciudadanos como de quienes gobiernan y se debe respetar.
Por último, es importante que cada argentino entienda que no se debe encerrar en sus defectos y errores, ya que esto lo lleva al retraso y la desesperación, sino que tiene que aprender a ver el vaso medio lleno, entender que de su historia se aprende y que debe valorar las cosas buenas de su país. Es importante que en la actualidad se vuelva a instaurar el sentimiento patriótico que en muchos se perdió para lograr así que pueblo y estado “caminen juntos” hacia un bien común, poniendo en marcha acciones políticas y sociales que reencuentren a la mayoría.
Por lo mencionado, es necesario que todos los argentinos se levanten y luchen por su patria, por su hogar y se sientan identificados con ella, buscando así la prosperidad y el bienestar del lugar donde crecieron y al que aman.
Agustina Montero
Alumna de sexto año del Colegio 25 de Mayo
Córdoba, Argentina